Por aquel entonces yo conocía a un sólo Miguel y escribía poemas.
Foto del blog de Sakkara

Conozco a Miguel, el poeta,
y sus alas remontan mi vuelo
hasta aterrizar en sus ojos.
Le conozco y con sus palabras
me hace adorar las guerras,
la sangre y las armas
que caen a sus pies.
Le conozco, y la muerte
me es familiar atravesando,
como rayo que no cesa,
la médula de lo que quiero vivir.
Le conozco y le sigo,
con falda plisada y zapatos de tacón,
sus aventuras clandestinas
en lucha de una libertad
que ya no tiene sentido.
Le conozco, vive encarcelado,
sentado sobre las quimeras muertas,
ahogando los viejos sueños
escritos en bandejas de papel.
Le conozco, reprimieron su llanto
y escarba la tierra
buscando la escarcha,
para frotar sus ojos
y que le escueza
y que le duela.
Le conozco, sí, le conozco
y creo que ha muerto.