
y le faltan besos.
La vela se eleva
queriendo alcanzar
a las otras que parpadean
con la intensidad de julio;
no entiende cómo llegaron allá
y se consume mirando al cielo.
Quise robarte el sueño
sabiendo que no me pertenece,
mitigando el deseo
con el alcohol sobrante
de antiguas fiestas.
Quise oírte recitar
los versos escondidos
y que acariciaras de nuevo
mi pelo, sin retratos,
sin reloj, sin orden.
Al día le faltan horas
y le sobra tiempo.
Los perros duermen
la resaca del insomnio
y no hay voces que
intimiden el momento.
El campo rebosa verde
y la mañana riega el alma
con el aroma del romero
recién cortado.
Se balancea la madera
tallada, presa y retenida
al árbol que la vio nacer,
sin protestas,
envidiando al pájaro.
Las sombras enardecen unas,
distorsionan otras,
la realidad que proyectan
y nos creemos dueños
de su virtualidad.
Y anoche y hoy
te eche de menos.