No puedes,
tú no puedes mirar
y beberte mi lágrima,
nombrarme y señalar la luna,
no puedes augurar
un día inolvidable
para yacer más tarde
en otra cama.
No puedes preparar dos lechos
para descansar en uno
cuando el otro haya acabado
o te haya prohibido la entrada.
No, porque soy;
y el valor se mide
por lo que se rechaza
y no por lo conseguido.
Aún con un deseo irrefrenable
de tintar de rojo mis uñas,
de sentir la razón de estar,
con una tristeza enorme
de ver tus manos acariciar a otra,
rechazaría tu segura propuesta
tras tu fracaso.
Yo no presto mi cuerpo
si no se quiere mi alma
aunque envidiase ser ella,
un infinito ella.
CONVENCIMIENTO
Hace 1 semana