De mi libro “Veintisiete de Arena y Una de Cal”
Capítulo: Arena del Desierto.
Nunca me gustó mi nombre.
Sobre él caían restos de bombardeos
para sanar las heridas
de antiguas guerras ajenas.
Con mi nombre y apellidos
se dibujaban estampas
de exiliados, pobres, huérfanos
que sobrevivieron mudos
hasta el final de sus días.
Y con mi nombre el dolor
se mitigaba en los otros
acrecentándose el mío,
nublando mi identidad.
Búsqueda eterna del yo.
De nada me sirvió el llanto
ni el hacer su voluntad
en la tierra o en el cielo
porque los malditos mueren
antes de ser engendrados.
Con mi nombre deshago lo que anduve,
erróneo punto de cruz,
para volver a bordar con el mismo hilo
la misma figura errónea;
para volver a bordar
con el mismo,
la misma figura;
para volver la figura
y ser la misma.
CONVENCIMIENTO
Hace 1 semana