la madrugada me despierta
para que no deje de oír
un “y esto” que golpea.
Se cuelan, como agujas,
hiriendo a su paso
hasta que se clavan
en el esternón;
noto la falta de aire,
me cuesta respirar.
Siguen llegando,
esta vez en láminas
de papel blanco y fino,
caen en capas
y se acoplan en el cerebro
hasta llenarlo.
El desfile de “y esto”
se convierte en pegatinas,
son arrastradas
por la corriente de sangre
hasta llegar al corazón,
allí hacen uso de su propiedad
y quedan adheridas
hasta dejarlo inmóvil.
Ahora parece que hay calma
quizás estén afectados los oídos.
No, no es eso
porque no puedo moverme.
Comprendo y comienza
el llanto por mi ausencia
como cada vez que muero.
6 comentarios:
.....la brisa el jardín
la mano y el muro....
" y esto"
cada vez que me muero.
Tienes "un no sé qué" que te amenazo con volver.
Un beso
André, muchísimas gracias por tu comentario; estaré encantada si cumples tu amenaza. Un beso.
Intenso. ese "y esto" ancarcela la mirada, felicidades razul, que tengas buena entrada de año amiga
Un abrazo
Stella
Gracias Stella; siempre tan amable en tus comentarios. Espero que este año te ofrezca lo que deseas. Un beso.
Hola Remedios hermosos y tristes versos, un canto de amor en la madrugada vivir y morir de amor.
Fue un placer verte y saludarte en el Recital que nuestra amiga poeta Mara nos organizo en Granada.
Besos de luz de MA.
El blog de MA.
Gracias Ma por tus palabras; gracias por tu asistencia y por tu apoyo. Un beso.
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