
Me hundo en el abismo de la incertidumbre,
ni me conozco ni sé quiénes son los otros,
camino por la senda abrupta del deseo,
y me encuentro efímera entre los brazos cálidos
de quien sé que no me sueña.
No juzgo; ahuyento con gestos los malos presagios,
vivo el tiempo que busqué sin que me lo ofrecieran,
acometo sin réplicas los débitos de mis actos
y evito miradas que reflejen mi rostro.
En la lejana oscuridad se disipan las sombras.
Caen lentos los últimos granos de arena
de un reloj olvidado.
1 comentario:
Hola Razul, aquí ando, paseando por tu blogs, me gusta esta poesía, este compromiso.
Un beso
Mónica
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