Descansaría en esa altura
donde nadie pudiera verme
ni creyeran despótico
mi último pensamiento.
Allá no se llega en ascensor,
es un regalo para el que supo vivir
y pocos son los elegidos.
Allá no se esperan promesas,
ni sueños que nos crezcan,
nada nos afecta ni nos hace llorar;
no duelen las heridas ni necesitamos de otros,
no somos fuertes ni débiles .
Allá nada importa porque nada esperamos.
Pero mientras me elevo,
me afecta lo que me dicen,
espero que cumplan las promesas,
quiero realizar mis sueños
duelen las heridas
no soy fuerte,
lloro y os necesito.