POEMASÓMENOS

Término que tras desglosarlo en tres palabras explica lo que escribo.

"SEGUNDA EDICIÓN" DE MI LIBRO. "SI NO FUERA POR LA NECESIDAD DE..." EDICIONES "CELYA"

"SEGUNDA EDICIÓN" DE MI LIBRO. "SI NO FUERA POR LA NECESIDAD DE..." EDICIONES "CELYA"
RESEÑA DEL LIBRO POR TES NAUÉN EN "POEMAS DEL ALMA"

domingo, 13 de diciembre de 2015

RECORDANDO BOCAS. MAGNÍFICO VÍDEO QUE MI HIJA HIZO DE UNO DE MIS POEMAS


BOCAS

NI UN BESO



A ti no te encontrarán llorando
sentado en el portal por donde pasan
los que no deshojan margaritas
repitiéndote “ni un beso” “Ni un beso”

Tu tienes todos los besos.

Los besos del deseo
los desesperados
los furtivos
los alcohólicos
los besos serenos
los que no se pueden reprimir
los legales
los indeseados
los que chantajean
los besos liberales
los suicidas
los apasionados
los que nunca te dieron
también son tuyos.

A ti nunca te encontrarán llorando
sentado en el portal repitiéndote
“ni un beso” “Ni un beso”

Porque el agua descansa cuando
ya no tiene a donde ir
y mientras tanto arrastra
la soledad del pájaro
la huella de los condenados
la lengua sedienta
la otoñal hoja marchita
la razón de los sin techos
la desidia de lo obligado
la arcilla cuarteada
la soga que anuda el cuello
la fuerza de la sinrazón
y el instante cobarde
de los que nunca abrazaron
el eco de un “sí quiero”

A ti te encontrarán sentado en el portal
por donde pasan los que no tuvieron
que cumplir el último día de sentencia
llorando por los besos obligados
aquellos que nunca debiste dar.



viernes, 2 de octubre de 2015

SI NUESTRO GRITO SIRVIERA

Mi aportación al recital en Málaga por los asesinatos de mujeres en Ciudad Juarez  coordinado por Eloísa Alba.


Si con las notas ajadas de mi garganta rabia
pudiera parar esta barbarie de mujer sangre,
si con mis ojos alcanzara a vigilar la senda
que te obliga el hambre, mujer rota, a enterrar los sueños;
si mis manos pudieran trenzar al hombre y al brazo
acuchillar la mezquina lengua, marcar su rostro;
si mi grito sirviera.

Aquí nos despedimos sin el temor a Democles
con el agua, el pan y el libro de los cuentos de hadas
Para qué gritar si no nos oyen.
Allí la duda, el peso de la espada, el fondo oscuro
la falta de panes y peces y un mar de cuentos.
Para qué gritar si no las oyen.

Río Bravo qué cerca tu nombre de las condenas,
caudal de llantos, tierra de madres, cantar de buitres.
Flotan en el agua tantos nombres niñas deshechos
como arderían tantos otros nombres asesinos
si nuestro grito sirviera.   

sábado, 18 de julio de 2015

PRESA FÁCIL



Dejé mis brazos caer
y se derrumbó mi cuerpo
llenándose de fango.

Ese olor me era familiar.
Conocía la derrota.
Los soldados sedientos
apoyados en otros cuerpos
con la esperanza olvidada
y sólo el instinto para llegar a salvo.

Yo ya sabía de esas cuitas
cuántas guerras perdidas,
cuántas noches en vela,
descalzos, hambrientos.

Alguien fumaba
y me acordaba de los muertos,
de los avisos en las cajetillas,
con la mueca a modo de sonrisa
por la desfachatez de semejante aviso.

De nuevo derrotada por debilidad.
El deseo inconfesable del roce.
La estrategia minuciosa y solapada del traidor.

Fango.
Y ese olor putrefacto del orgullo gangrenado.
Esta vez sólo se tocó el orgullo,
mi orgullo, mi tabla de salvación.

  
Ganaste.
Un trofeo en lugar preferente.
No es cualquiera quien, aún
con súplica reiterada de indulto,
apuntilla a la víctima mirándola a los ojos.
Ganaste. –aquí escribiría enfáticamente uno de nuestros magníficos tacos pero no sería poético; imaginadlo, pues.-

Amputé lo podrido.

Portadora de bandera blanca,
hoy, soy presa fácil.


















domingo, 24 de mayo de 2015

QUÉ ME IMPORTA.



Intento despertar como despertaba ayer
con la prisa, la recogida de los platos,
la horquilla sujetando el cabello erizado
colocándome el mismo pantalón del día anterior.

Preguntar por la salud mientras busco la llave cargada de trabajo;
-hay que serlo y parecerlo- les digo,
con la sonrisa que me caracteriza
y todas la verdades en esa cadena desafiante.

Lo intento, trago saliva, recito mi mantra
el que inventé hace ya tantos años,
 “no me importa”, “no me importa”
 “no me importa” y vuelta.

Intento, os lo juro, lo intento.

Pero en casa,  caída de la tarde,
sazono la cena con su aroma,
escudriño el móvil por si acaso,
leo un poema ,  lo releo,
escudriño el móvil por si acaso,

y vuelvo a intentar dormir como ayer,
sin que me desvistan sus manos,
sin mirar su gesto avalando mis historias
sin utilizar su hombro como almohada
sin el nudo maldito en la garganta.

Y duermo, cómo no, porque... ¡qué me importa!








domingo, 26 de abril de 2015

LAS COSAS NO DEBERÍAN SER ASÍ


No es posible que todos los habitantes de este pueblo,
se levanten, desayunen tranquilamente,
salgan a trabajar, a comprar o al ambulatorio
sin reparar en esta catástrofe.

No puedo entender cómo andan tan tranquilos
y se limiten a mirarme cuando se cruzan por la acera
sin percatarse de tan desatinada mañana.

Es inconcebible que algunos se atrevan a llevar gafas de sol
- de qué sol está usted guardándose- le preguntaría,
O dejen al niño en la escuela, tomar un café con una amiga,
comentar el fin de semana entre risas.

Es absolutamente intolerable que en esta mañana,
en que todo está negro, más aún que anoche,
que sé con certeza que seguiré siendo el cuarenta y uno
(descendiendo al cuarenta y dos) de los cuarenta principales,
que tengo que callarme porque no tengo voto ni soy ninguna,
que si se me ocurre formalizar una petición soy gusano
y que no tengo fuerzas para romper el maldito lazo que me une a ti,
es absolutamente intolerable que los habitantes de este pueblo
sigan viviendo como si no ocurriese nada.

-TE QUIERO. - YO TAMBIÉN.

Se me perfila una sonrisa en el rostro
cargada de una ternura inusitada;
inusitada, sí
castigo por debilidad, castigo por  imperfección…
A mi rostro no le consiento fragilidades
ni me permito un llanto más.

Fragilidad.

Pero hoy, por un instante
fuiste agua en sed
pájaro en penal
flor en desierto
niño en ti.
Y hoy, por un instante,
no sé si lo sabrás,
amé al agua,
al pájaro,
al niño
a la flor:
te quise.
Y por un instante,  
no sé si lo sabrás,
tú también…
tú también estrenabas zapatos.

Llanto.

Pero hoy, por un instante,
fuiste
agua,
pájaro,
flor,
niño;
en ella
de ella
para ella
por ella,
y por un instante,
no sé si lo sabrás,
se volvía herida
lo antes deseado

yo lágrimas, tu agua;
en cárcel yo, tú en vuelo;
arena, sólo arena;
marchita, tú en flor;
y por un instante,
no sé si lo sabrás,
(ni un llanto más, ¿recuerdas?)
yo también…
yo también estrenaba zapatos.


domingo, 15 de febrero de 2015

Es lo normal,
que me busquen  porque las horas son dilatadas
que crean ver en la sonrisa un beso sin condiciones
que me devuelvan calderilla por lo bien que me viene
que a mí no me molesta, lo que molesta
o que me recuerden en un poema inconcluso.

Pero yo,  que nunca supe las razones
de estos laberínticos espejos 
que me hacen confundir  la salida,
que multiplican mi imagen
y que todo se repita como en espirales;

yo,
he aprendido a asirme a mis defectos
para no asustarme cuando ya,
nadie me devuelva una llamada
para escribir los últimos versos.



viernes, 9 de enero de 2015

Con un final de película más que conocida y una frase de otra

Éste número no lo conocía
hombre de las mil caras.
Era el único hueco del teléfono 
que filtraba las dudas,
los silencios perpetuos. 

Ya ves con la facilidad que se abren
las grietas en la roca, 
con qué destreza cierras o separas, 
los océanos Atlántico y  Pacífico, 
y los conviertes en 
Mar Negro, Mar Muerto, Mar Rojo o Mar Blanco 
como si fueras Céfiro 
Tlaloc, Uller, o Dios 
todo tú naturaleza salvaje. 

Ahora que henchiste todas las entradas, 
nado contra corriente, 
y me cuesta aceptar 
que nuestras aguas vivan en Mombasa.
No habrá una Casablanca 
pero siempre nos quedará París. 


jueves, 1 de enero de 2015

UNA NOCHE CUALQUIERA


No había luna, ni un cielo especial 
tampoco predisposición al encuentro 
ni  una vaga idea de lo que queríamos, 
ni certezas, ni la fijación de lo posible.

Era una noche cualquiera,
en la que los cualquiera
se sientan a esperar que pase lenta
porque comenzaba otra semana.

Era echar el rato de conversación,
una cerveza en cualquier bar abierto
que espera a dos clientes rezagados
y la mar en calma.

No había, ni siquiera, una diagonal
ni miradas colineales,
ni roces convergentes
para inventar la rima.

Pero teníamos las manos llenas de palabras imposibles
dispuestas para  escribir el poema perfecto.