Desde
lejos lo veía. Enjuto, con abrigo que le llegaba hasta los pies y
sombrero. La tarde estaba fría pero yo no lo notaba porque en el
coche llevaba la calefacción. Él hacía autostop y, por un momento,
quise parar; no lo haría, quizás los miedos que siempre nos han
inculcado sobre los desconocidos que nunca tuve o el problema de
ubicación, el coche iba hasta los topes, aunque los paquetes se
hubieran podido reestructurar.
Al pasar por su lado me quedé mirándole, parecía salido de la fiesta de fin de año aunque ya había pasado más de medio día de este uno de enero, él también me sostuvo la mirada y en ese instante, el impulso de parar fue más intenso; no lo hice y no por miedo, sino por las dudas; ¿por qué estaba allí en medio de la nada? ¿Por qué tengo que ser yo quién lo lleve a salvo a su destino? ¿Qué es lo que me impulsa a parar, mi generosidad o la curiosidad por el desconocido? No da tiempo a reflexionar y a actuar a tiempo, por eso no paré.
Seguí mirándolo por el espejo retrovisor y él también se giró para seguirme con su mirada, creo que le transmití la duda, quizás pensó que su problema estaría resuelto.
A los cinco minutos de estar conduciendo, ya alejada de él, empezó a llover intensamente. Su imagen me venía una y otra vez a la mente, empapado, solo, a oscuras... y fue entonces cuando tuve la certeza de haber cumplido un año más.
Al pasar por su lado me quedé mirándole, parecía salido de la fiesta de fin de año aunque ya había pasado más de medio día de este uno de enero, él también me sostuvo la mirada y en ese instante, el impulso de parar fue más intenso; no lo hice y no por miedo, sino por las dudas; ¿por qué estaba allí en medio de la nada? ¿Por qué tengo que ser yo quién lo lleve a salvo a su destino? ¿Qué es lo que me impulsa a parar, mi generosidad o la curiosidad por el desconocido? No da tiempo a reflexionar y a actuar a tiempo, por eso no paré.
Seguí mirándolo por el espejo retrovisor y él también se giró para seguirme con su mirada, creo que le transmití la duda, quizás pensó que su problema estaría resuelto.
A los cinco minutos de estar conduciendo, ya alejada de él, empezó a llover intensamente. Su imagen me venía una y otra vez a la mente, empapado, solo, a oscuras... y fue entonces cuando tuve la certeza de haber cumplido un año más.
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