Antes de entrar en casa
he de desposeerme
de cuanto vagaba por la calle.
Las cosas inertes parecen
despertar y se aferran:
un sombrero a mi cabeza,
incrustado, envasado al vacío;
esas zapatillas viejas
saliendo del contenedor
caminando con ellas;
gafas sin cristales;
un periódico atrasado
a mi mano;
una bolsa del mercado
con restos de merienda;
dos frases dichas sin sentir
que repito como mías
y un gato que persigue la raspa
pegada a un abrigo ajeno.
A veces lo consigo,
otras, no me reconozco
en el espejo del baño.
3 comentarios:
"Um gato preto!"
Siempre ha sido mi lema. De puertas para dentro es mi vida, la que no comparto con nadie, ajeno a ella.
Metáfora, metáfora... incertidumbre?! En los momentos de agotamiento, vale! estoy seguro que eres mucho más que todo eso...
Besos
Duarte... ¿Cuántas veces acabamos el día con la mente y el cuerpo "llenos de basura"? ¡Y qué pocas veces conseguimos entrar en casa limpios de nuestro entorno! Gracias por tus comentarios. Un beso.
Hola guapa, no sé si te acuerdas de mi, si no, mañana nos vemos, que ya tengo ganas a los que hace tiempo no os veo.
Un abrazo, blogera poeta.
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